Migas Aragonesas con huevo frito y uva de mi pueblo
Tras una receta típica aragonesa como el Ternasco al horno con patatas, la receta que os traemos hoy es otro clásico, las migas aragonesas, («de Aragón las migas, se dice por ahí») también llamadas migas del pastor.
Aunque se conoce como migas del pastor a multitud de forma de prepararlas y en diferentes puntos de la geografía española, esta es la receta que se prepara de forma tradicional en muchos puntos de Aragón.
A las clásicas migas de pan, se les puede añadir prácticamente cualquier carne, (panceta, tocino, longaniza, chorizo, pimientos…) aunque a las migas aragonesas que os traigo hoy lo tradicional es ponerle huevo frito y uva.
Tengo que reconocer que yo no pude resistirme a ponerle longaniza y chorizo a la brasa.
La receta es muy sencilla y, como siempre haremos, os voy a poner las cantidades en gramos, pero también para que podáis hacerlo «a ojo», que es como se ha hecho siempre y de la forma que vamos a conseguir darle nuestro toque personal a la receta. ¡Vamos con ello!
Ingredientes para cuatro personas
- 500gr de migas (2 bolsas de «El pastorcico», aunque vale cualquier marca, éstas son para nosotros las mejores)
- 300 ml de aceite de oliva (un vaso y medio)
- 250gr de patata (una mediana)
- 400gr de cebolla (una grande)
- Media cabeza de ajos
- 200 ml de agua (un vaso)
- 4 huevos
- Un racimo de uvas
- Sal al gusto
Como se preparan las migas con huevo frito y uvas
1 – Se echa el aceite en una sartén o cazuela honda, con la boca más grande que la base a ser posible. De esta forma será mucho más cómodo a la hora de revolver. Y creednos, hay que revolver bastante. Si queréis añadir alguna carne como longaniza, chorizo, panceta etc, este es el momento. Se fríen bien y se reservan en un plato u otro recipiente.
2 – Se pela la patata y se corta a trozos pequeños e irregulares. Al cortarla pequeña, vamos a evitar que la patata sea la protagonista al comer nuestras migas. Se fríe a fuego medio-alto y, tras un par de minutos se añaden los dientes de ajo pelados y enteros. Una vez se han dorado la patata y los ajos, se añade la cebolla cortada fina. Una vez añadida la cebolla, se baja el fuego para que se cocine lentamente y quede transparente. Así la cebolla no estará crujiente al final de la receta.
3 -Una vez hecho el sofrito, es el momento de añadir las migas, el agua y la sal. En muchas recetas, se mojan las migas unas horas antes, húmedas pero que no se apelmacen, y se envuelven en un trapo de cocina. En ésta receta se añade todo a la vez, mucho más rápido, ya que no hay que dejar las migas en remojo un rato antes, pero también hay que remover un poquito más.
4- Se mezcla todo muy bien, sin parar de remover y con el fuego más bien alto. Si hemos freído alguna carne antes de hacer el sofrito, ahora es el momento de añadirlas a trozos «de bocado». Es importante que los trozos de las carnes no sean muy grandes, ya que después es incómodo de comer.
5 – Tras un buen rato removiendo (depende de la humedad que hayan cogido las migas), una vez que están sueltas y todos los ingredientes bien mezclados, probamos y rectificamos de sal si es necesario. Mientas reposan unos minutos, freímos unos huevos «con puntilla» al que le guste y desgranamos el racimo de uva.
6 – Lo presentamos en el plato añadiendo un buen cucharón de migas, el huevo frito encima y un puñado de uvas alrededor.
¡Y así de sencillo! Hay que comerlas pronto ya que enseguida se enfrían. ¡Que las disfrutéis!
Hay multitud de recetas de migas, casi como tantas casas hay que las preparan. Éstas son las que se hacen en una fiesta patronal en la localidad Zaragozana de Tauste, en la que todo el barrio de San Bartolomé se reúne una vez al año en una cena en la calle, en la que los protagonistas son las migas y, como no, el vino.
Si os ha gustado, no dudéis en echarle un ojo a la receta de Lomo a la Zaragozana, muy fácil, rápida y rica, la cuál podéis preparar de segundo plato en un estupendo menú aragonés. Otra alternativa, también muy aragonesa, son los huevos al salmorrejo. Receta de origen muy humilde con ingredientes de toda la vida.